El ejército musulmán atravesó el Estrecho de Gibraltar el año 711 al mando de Tariq ibn Ziyad y, tras vencer al rey Rodrigo, conquistó la capital de su reino, Toledo. Al año siguiente el gobernador del Magreb, Musa ibn Nusayr, cruzó también a la Península Ibérica y avanzó hacia Toledo para reunirse con su lugarteniente. En su camino conquistó algunas plazas, entre ellas, Mérida. Ya en el 713 y desde Toledo, se dirigieron a la conquista del valle del Ebro. Zaragoza, y con ella otras ciudades de la zona, debió caer en la primavera del 714. Comenzaba así la etapa musulmana de la cuenca del Ebro, que habría de durar cuatro siglos.
La conquista y organización del espacio se completó con el hijo de Musa, Abd al- Azžz? al ser llamado su padre a Oriente. Con este nuevo gobernador de al-Andalus, tuvo lugar la primera algara musulmana a Narbona (715). Pamplona se entregó antes del 718. Hacia el año 720 acaba la ocupación real de la cuenca del Ebro. En el norte, el área pirenaica, si no ocupada, ya que apenas hubo asentamiento de nuevos pobladores, si estaría ya sometida (éste sería su régimen durante todo el tiempo que estuvo bajo dominio musulmán), pues, si el Islam hispano pudo manifestar su dimensión expansiva nororiental, sería porque la retaguardia estaba segura. La línea de separación entre la zona ocupada y la sometida fluctúa con el tiempo y no podemos definirla.
La conquista se produjo de forma rápida y con escasa resistencia. Sabemos que Huesca se resistió, pero la mayoría de los lugares se rindieron por pacto. En estos primeros momentos se convirtieron al Islam los fundadores de las dinastías muladíes (conversos que entran en clientela con un linaje árabe) que tanta importancia tendrían en la historia posterior de la región: los Banu Qasi, originarios de Ejea, y los Banü Sabrit y Banu Amrus de Huesca.
En la organización territorial de al-Andalus, la mayor parte de las tierras hoy aragonesas, junto con otras navarras, riojanas y catalanas (aunque las que se extienden al este de Lérida forman realmente otra unidad, la Marca Oriental), constituyó la zona fronteriza septentrional del Islam occidental y se llamó Marca Superior (al-tugr al-atla), con capital en Zaragoza. El suroeste de Teruel formaba parte del distrito de Santaver, de la Marca Media. Político-administrativamente la Marca Superior estaba dividida en siete distritos (Tortosa y Tarragona): Barbitaniya (zona de Barbastro-Boltaña), Lérida, Huesca, Zaragoza, Calatayud, Tudela y Baru3a (zona del río Piedra).
Entre los años 720 y 732 la actividad militar se centró al otro lado de los Pirineos, por dos vías: por la franja mediterránea, después de tomar Narbona (719), conquistan Carcasona y avanzan por la Septimania y el valle del Ródano llegando hasta Autun y Sens; la otra vía va por el oeste, tratando de asentarse en Burdeos, por ahí llegaron hasta Poitiers. Desde la derrota allí en 732, los musulmanes parecen perder interés por las tierras transpirenaicas y se dedican a pacificar las tierras peninsulares de los vascones y los valles pirenaicos que negaban ya el pago de impuestos. No obstante, siguieron presentes en el sur de Francia hasta el 759, en que Narbona fue conquistada por los francos.
La cuenca del Ebro estuvo ocupada mayoritariamente por árabes yemeníes o «árabes del sur». En torno a ella, ya en la Marca Media, se extendían asentamientos de bereberes; los encontramos en Albarracín, Teruel, distrito de Santaver, Medinaceli, Ateca y Molina. Tal componente étnico marcará el desarrollo histórico de la Marca Superior: se verá libre de las revueltas bereberes ocurridas en el resto de al-Andalus en el 740, pero será frecuentemente escenario de los enfrentamientos entre árabes del norte y árabes del sur. Así, los yemeníes del valle del Ebro estuvieron ampliamente representados en las rivalidades del 742 entre árabes baladíes (llegados a la Península en el momento de la conquista) y sirios (llegados al mando de Balg para sofocar la rebelión bereber; pertenecen al grupo de árabes del norte); durante el emirato dependiente mostraron constantemente su hostilidad a los gobernadores qaysíes y la Marca asistió a la sucesión de gobernadores de uno y otro partido.
Los árabes yemeníes del Ebro fueron, al principio, partidarios de 'Abd al-Rahman, pero enseguida se volvieron contra la dinastía omeya. Su rebeldía se manifestó desde 767, pero fue especialmente dura entre 774 y 780, cuando Sulayman al-A'rabž encabezó una revuelta en Huesca y Zaragoza, recurriendo al apoyo franco que provocó la campaña del 778 de Carlomagno a Zaragoza. La ofensiva franca empieza ya a ser grave en estos momentos: habían tomado Narbona en torno al año 759, en el 785 conquistan Gerona, antes del 789 Urgell y la Cerdaña y preparan el 801. Además, la acción franca se sentía en el aliento a los núcleos de resistencia al Islam que en esos momentos se estaban configurando en el territorio pirenaico sometido y que aún oscilaban entre la dinastía carolingia, la omeya y la independencia local. También los jefes musulmanes del territorio ocupado dudaban entre la fidelidad a Córdoba y la autonomía, recurriendo ocasionalmente al apoyo cržstžano.
Una nueva insurrección de Zaragoza, al mando del al-Husayn al-Ansañ, provocó otra intervención militar del emir en el 781. Al año siguiente la rebelión estalló de nuevo y el emir debió volver al Ebro y los Pirineos en el 783 para acabar con el sublevado.
Mientras los descendientes de Abd alRahman I se ocupaban en querellas por el poder al morir éste (788), en la Marca Superior rebrotaban los clásicos enfrentamientos entre árabes del norte y del sur por la misma razón. Hisam I, recién nombrado emir, se apoyó en una familia muladí, cliente de su linaje y con fuerza en la región, los Banu Qasi, para contrarrestar la oposición yemení zaragozana. Sin embargo, los problemas con los yemeníes no acababan ahí: Matrüh se subleva en Barcelona y, apoyado por los yemeníes, lleva la rebelión a Huesca y Zaragoza hacia el 790. De nuevo son dos muladíes fieles al emir los que sofocan la sublevación, AmrOs y Sabržt. Los alzamientos siguen con el emir siguiente, al-Hakam I, pese a la fuerza de sus represiones. En su tiempo se rebeló Bahlul ibn Marzuq contra los Banu Salama de Huesca y Barbitaniya, tomó Huesca y se dirigió contra Zaragoza y, otra vez, el muladí de Huesca Amrus le hizo frente en el 800 y después, él mismo ocupó el gobierno de Zaragoza y Tudela y extendió su poder por el este. La reacción de los otros muladíes, los Banu Qasž, no se hizo esperar y pasaron así del favor a la contra del emir omeya, estableciendo alianzas familiares con la familia vascona de los Iñigo Arista para hacer frente común a los dos poderes aglutinantes (carolingio y omeya) y conseguir poder propio para ambas casas. Con este panorama, al que hay que añadir la presiones francas, comienza el siglo IX en la Marca Superior de al-Andalus.
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